Katmandú.– Las calles de Katmandú, la capital de Nepal, amanecieron hoy bajo un estricto control militar, mientras el país comienza a hacer balance de las 48 horas de furia que forzaron la caída del Gobierno y causaron 31 muertos y más de 15.000 presos fugados.
La jornada de hoy está marcada por la ausencia de violencia en las calles, gracias a un toque de queda nacional impuesto por el Ejército, y por el inicio de unas complejas negociaciones políticas para formar un gobierno interino.
Miles de reclusos fugados
Las autoridades forenses confirmaron este jueves que la cifra de fallecidos por la represión de las protestas del lunes y martes en el valle de Katmandú ha ascendido a 31, según el diario The Kathmandu Post.
Al mismo tiempo, se ha conocido la magnitud del colapso del sistema penitenciario.
Informes de los medios indican que más de 15.000 reclusos escaparon de 25 prisiones del país durante los asaltos de los manifestantes el martes.
El incidente más sangriento de las fugas ocurrió en el centro juvenil de Banke, donde murieron cinco reclusos por disparos de la policía.
EFE