Un deslizamiento de tierra en el suroeste de China ha dejado al menos 47 personas enterradas bajo los escombros tras el derrumbe de 18 casas. Los medios chinos han informado que más de 500 personas han sido evacuadas y que se ha activado el nivel tres de respuesta de emergencia, el segundo más alto en casos de desastre.
Ha sido en la madrugada del lunes cuando el deslizamiento sorprendió en Liangshui, una pequeña aldea montañosa de la provincia de Yunnan. La zona es conocida por sus pronunciadas pendientes. Varios de los asentamientos se concentran en la ladera de la montaña, mientras que otras viviendas están al pie de la misma.
Las primeras imágenes difundidas por la cadena estatal CCTV mostraban a los equipos de rescate -más de 300 personas- pasando por encima de los escombros bajo unas gélidas condiciones climáticas. Durante todo el fin de semana, en esa parte de Yunnan, las fuertes nevadas han acompañado a las temperaturas bajo cero.
En China, la actividad sísmica es habitual, sobre todo en las regiones más al suroeste. El gigante asiático se encuentra encima de varias placas tectónicas en un estado de compresión constante.
Además, después de un terremoto o un deslizamiento de tierra, el número de víctimas suele ser cuantioso debido en parte a la mala calidad de construcción de las viviendas en las regiones más pobres del país, como es el caso de Yunnan.
Hace casi 10 años, la misma zona sepultada el lunes por el deslizamiento de tierra fue el epicentro de un terremoto que dejó 617 muertos. Yunnan ha sufrido varios potentes seísmos mortales. En 1970, uno de magnitud 7,7 mató a más de 15.000 personas. Cuatro años después, más de 1.400 personas murieron tras otra gran sacudida de magnitud 7,1.
Hace apenas un mes, en la remota región de Gansu, en el noreste, otro terremoto de magnitud 6,2 dejó 149 fallecidos y provocó fuertes deslizamientos de tierra que inundaron dos aldeas de una provincia vecina.